Todo comenzó allá por enero de 2012, con una simple pero poderosa idea: darle vida a un proyecto que naciera del trabajo, del compromiso y del amor por lo que hacemos. No contábamos con mucho capital, pero sí con una gran determinación. Así fue como dimos nuestros primeros pasos con una modesta amasadora de 7 kilos y una sobadora de mesa. Herramientas humildes, pero suficientes para empezar a soñar..
Nuestros primeros clientes, vecinos y amigos, supieron entender nuestro propósito y, lo más importante, confiaron en nosotros. Nosotros pusimos todo: el esfuerzo diario, la atención a los pequeños detalles, y una calidez que siempre estuvo —y sigue estando— en el corazón de nuestra forma de trabajar.
Somos una empresa familiar entrerriana, nacida del esfuerzo constante, del empuje frente a cada desafío y del deseo genuino de progresar. Desde el primer día, pusimos el alma en cada receta y apostamos a la calidad como nuestro sello. Cada pasta que sale de nuestro taller lleva un pedacito de historia, de cariño y de raíces bien profundas.
Hoy, más de una década después, podemos decir con orgullo que crecimos. Mejoramos nuestras instalaciones, incorporamos nuevas máquinas, dimos pasos firmes que nos acercan a nuestras metas. Pero hay algo que nunca cambió: la pasión con la que hacemos lo que hacemos. Seguimos con la misma humildad, con la misma entrega y con la firme convicción de que aún queda mucho por aprender y recorrer.
Porque en realidad, esto no se trata solo de hacer pastas. Se trata de hacerlas con amor, con memoria, con identidad. De poner en cada bocado una historia que comenzó en familia y que sigue creciendo gracias a cada persona que nos elige día a día.
Gracias por acompañarnos en este camino hermoso.
La Santaelenense – Pastas caseras con historia, sabor y corazón 2012-∞.